Pastor con aires ingleses |
Ovejas únicas. El pontés Demetrio Cal García es una de las pocas personas en toda Galicia que cría esta raza, originaria de Gran Bretaña. El rápido crecimiento de los corderos y la calidad de su carne hacen de estos animales una especie única en el mundo
Se crió prácticamente entre un rebaño de ovejas. Sus padres tenían ganado del país y él, el pontés Demetrio Cal García, echaba una mano en casa siempre que hacía falta o podía. Aunque su profesión está vinculada al sector de la seguridad privada —es vigilante— nunca perdió el interés por estos animales. Así fue como en 2009 decidió probar suerte y empezar
a criar sus propios ejemplares en O Caneiro.
El pontés no escogió una raza cualquiera, sino que se convirtió en uno de los primeros criadores de suffolk de toda Galicia. «Gustáronme polas características de cotización que teñen, pero sobre todo pola velocidade de crecemento dos cordeiros», señala Demetrio, que adquirió inicialmente tres hembras y un macho con «carta xenealóxica» y procedentes de Bélgica.
Estas peculiares ovejas, originarias de Inglaterra, son una especie que surgió tras cruzar las razas southdown y norfolk horn’ en torno al año 1810. «Morfolóxicamente son moi fortes, son animais que locen moito nos pastos, son fermosas e particulares pola cor negra intensa da súa cabeza e as súasextremidades», precisa el pastor pontés, orgulloso de haber elegido esta raza para desarrollar su afición. A estas características puramente físicas y morfológicas se suma además la resistencia y rusticidad de estos animales, que soportan perfectamente el frío y la compleja climatología gallega. «Normalmente están no exterior pastando, é onde máis cómodas se sinten.
Só as gardo na corte cando cae moita auga ou vén un forte temporal», comenta Cal, precisando que se trata de ejemplares «caros» de los que se aprovecha la carne y también la lana. «Aquí pódese vender un cordeiro de tres meses, de 14 ou 15 quilos, por 250 ou 300 euros», dice el pastor aficionado, haciendo hincapié en que su preciada carne «vale iso e moito máis».
«En Irlanda, nas subastas páganse de 40.000 a 70.000 euros por cordeiros de seis meses ou un ano, claro está que son de grandes e importantes granxascuxos exemplares teñen unha xenética e morfoloxía impresionantes», añade Demetrio, todo un experto en esta peculiar especie ovina.
Tanto es así que es miembro de la asociación belga de suffolk, encargada de tramitar las cartas genealógicas de cada cordero que el pontés tiene en su pequeña explotación en O Caneiro. «Cada ano a asociación escolle unha letra do abecedario e nós temos que poñerlle nome aos nosos cordeiros con esa letra», asegura elpontés, explicando una más de las peculiaridades que rodean a esta especie poco extendida por la zona.
De hecho, el que ha conseguido que tenga mayor presencia —fuera de Asturias, donde sí que hay varios rebaños y criadores experimentados de estas ovejas inglesas— es el propio Demetrio, que en los últimos años ha vendido diversos ejemplares por puntos dispares de toda la geografía gallega. «Tiven compradores deArzúa, Melide, Padrón, Ares, Lalín... Tamén vendín unha ovella a un criador de Outeiro de Rei e outra a un de Muimenta, pero na comarca de Terra Chá case non ten presenza», concluye el pastor pontés, que un día decidió apostar fuerte por su afición y hoy suma ya un lustro de éxitos.
Fuente: El Progreso
Se crió prácticamente entre un rebaño de ovejas. Sus padres tenían ganado del país y él, el pontés Demetrio Cal García, echaba una mano en casa siempre que hacía falta o podía. Aunque su profesión está vinculada al sector de la seguridad privada —es vigilante— nunca perdió el interés por estos animales. Así fue como en 2009 decidió probar suerte y empezar
a criar sus propios ejemplares en O Caneiro.
El pontés no escogió una raza cualquiera, sino que se convirtió en uno de los primeros criadores de suffolk de toda Galicia. «Gustáronme polas características de cotización que teñen, pero sobre todo pola velocidade de crecemento dos cordeiros», señala Demetrio, que adquirió inicialmente tres hembras y un macho con «carta xenealóxica» y procedentes de Bélgica.
Estas peculiares ovejas, originarias de Inglaterra, son una especie que surgió tras cruzar las razas southdown y norfolk horn’ en torno al año 1810. «Morfolóxicamente son moi fortes, son animais que locen moito nos pastos, son fermosas e particulares pola cor negra intensa da súa cabeza e as súasextremidades», precisa el pastor pontés, orgulloso de haber elegido esta raza para desarrollar su afición. A estas características puramente físicas y morfológicas se suma además la resistencia y rusticidad de estos animales, que soportan perfectamente el frío y la compleja climatología gallega. «Normalmente están no exterior pastando, é onde máis cómodas se sinten.
Só as gardo na corte cando cae moita auga ou vén un forte temporal», comenta Cal, precisando que se trata de ejemplares «caros» de los que se aprovecha la carne y también la lana. «Aquí pódese vender un cordeiro de tres meses, de 14 ou 15 quilos, por 250 ou 300 euros», dice el pastor aficionado, haciendo hincapié en que su preciada carne «vale iso e moito máis».
«En Irlanda, nas subastas páganse de 40.000 a 70.000 euros por cordeiros de seis meses ou un ano, claro está que son de grandes e importantes granxascuxos exemplares teñen unha xenética e morfoloxía impresionantes», añade Demetrio, todo un experto en esta peculiar especie ovina.
Tanto es así que es miembro de la asociación belga de suffolk, encargada de tramitar las cartas genealógicas de cada cordero que el pontés tiene en su pequeña explotación en O Caneiro. «Cada ano a asociación escolle unha letra do abecedario e nós temos que poñerlle nome aos nosos cordeiros con esa letra», asegura elpontés, explicando una más de las peculiaridades que rodean a esta especie poco extendida por la zona.
De hecho, el que ha conseguido que tenga mayor presencia —fuera de Asturias, donde sí que hay varios rebaños y criadores experimentados de estas ovejas inglesas— es el propio Demetrio, que en los últimos años ha vendido diversos ejemplares por puntos dispares de toda la geografía gallega. «Tiven compradores deArzúa, Melide, Padrón, Ares, Lalín... Tamén vendín unha ovella a un criador de Outeiro de Rei e outra a un de Muimenta, pero na comarca de Terra Chá case non ten presenza», concluye el pastor pontés, que un día decidió apostar fuerte por su afición y hoy suma ya un lustro de éxitos.
Fuente: El Progreso